martes, 30 de noviembre de 2010

¡Hasta los cojones de tanta hipocresía!


Ayer llegué a mi casa para almorzar media hora antes de lo que suelo hacerlo. Era la una y media cuando me senté a jugar con el mando delante de la tele, pues como animal de costumbres que soy y mi hora de comer es pasada las dos, tenía un tiempo muerto no habitual que ocupar.

No tengo costumbre de ver la tele y menos a esa hora. Pasé por diferentes tipos de programas a cual más deplorable, si bien me llamó la atención lo que en ese momento emitían en La Sexta.
En la pantalla aparecía un señor dando explicaciones sobre como habían capturado a un asesino en un recóndito lugar de los EEUU. Al margen de que en dicho programa nadie se plantee cuantos asesinatos se resuelven eficazmente en un pais como ese, lo y que nunca se plantean es por qué hay más armas que personas, lo más increible del programa no era eso, si no que el señor que se las daba de experto explicaba que el condenado, que había matado su mujer por motivos económicos, iba a tener su merecido, pues en la carcel lo iban a tratar como se merecía, es decir y en palabras del individuo moralizante, "como una mujer" y "como una esposa". Es obvio que el trajeado señor de pelo cano se refería a las vejaciones y sodomizaciones varias que iba a llevarse de regalo el asesino de su visita a la prisión. Más allá de su merecimiento en la condena y de su culpabilidad y de que el país en el que se crea el programa claramente pasa por alto las más mínimas nociones de respeto a los derechos humanos y a cosas como la rehabilitación, lo más vergonzoso de este caso es que dicho programa es emitido en una televisión de nuestro pais, donde se supone que se defienden los derechos igualitarios de las mujeres y homosexuales así como el caracter supuestamente de reinserción del sistema penitenciario. El hecho de dicha emisión, por todo ello, es vergonzoso y lo es más si cabe, por emitirse en una cadena que se las da de progresista que apoya incondicionalmente al gobierno que promulga y proclama todo designio (a veces cayendo en la estupidez y en contrasentido como con la "discriminación positiva") a favor de la igualdad, tanto para mujeres como para homosexuales, cuyo trato machista sufrido durante miles de años en dicho programa se usa como forma despectiva y aleccionadora de tratar a un reo.

Ya estoy harto de la televisión basura, y no sólo me refiero a Telecinco o Antena 3 por sus programas del llamado "corazón" o sus concursos amañados, también me refiero a La Sexta por programas como este, a Canal Sur por hacer apología de tópicos y de la explotación infantil, a Cuatro por promover concusos tan amañados como los de telecinco o programas de "deportes" que sólo hablan de futbol y de un equipo que viste de blanco, ni de las televisiones de la era digital de caracter fascista disfrazadas de tradicionalistas. Realmente estoy harto de la televisión cómo tal y de los dirigentes que emiten lo que los borregos aceptan y a los políticos que no hacen nada a cambio de unos cuartos defendiendo la libertad de elección por el televidente ¿qué libertad tienes cuando sólo puedes elegir entre la misma mierda?

Señores, los cerdos comen desperdicios si es lo único que tienen que comer, pero prefieren la trufa si se les da.

martes, 19 de octubre de 2010

Borbón vs. Kim Jong Il

Recientemente ha llegado a mis oídos que el actual presidente de Corea del Norte (pseudo-república pseudo-comunista) ha nombrado, como lo hizo su padre con él, a su hijo como sucesor al mando de su maltrecho país (maltrecho en parte por sus quehaceres y en parte por unos intereses colonialistas previos en la zona de países que todos conocemos y que si no conocéis para eso están los libros de historia).

De nuevo, esa desdeñable costumbre por parte de ciertos individuos de perpetuar sus genes o, al menos, su apellido y dinastía vuelve a repetirse en una historia machacada por familias, endogamias y cosanguineidades varias.

En nuestro país la familia se apellida Borbón y, aunque, por supuesto, nada más lejos de mi intención comparar esta familia con suerte con los psicópatas gobernantes norcoreanos, si me recuerda que llevamos sufriendo sus malas gestiones y obsesiones varias y, por supuesto, no olvidar sus deserciones a las primera de cambio de los portantes de tan "ilustre" apellido (más de un Borbón se ha dado a la fuga al creer peligrar su gañote en vez de quedarse representando y defendiendo a sus más o menos complacientes súbditos)(me remito de nuevo a los libros de historia).

Oigo defender la existencia de una monarquía "parlamentaria" y "democrática", donde el rey fue impuesto a golpe de mandato de un dictador genocida y caduco, a gente que se basan en una supuesta capacidad unificadora del territorio por parte del Borbón ¡señores un poco más de seriedad! somos mayorcitos y sabemos que a los que tienen ínfulas de autodeterminación el rey les importa lo que a mi Belén Esteban. Otros defienden dicha monarquía con la acción del rey el día del 23F (otra vez a los libros), pues, en primer lugar, era su obligación estar ahí y en segundo ¿sabéis que varios de los generales golpistas eran amigos del Borbón y han tenido en todo momento un trato más que privilegiado?

Bueno, las excusas las hay por cientos, pero pienso que la coherencia es lo primero. Y el Borbón es el primero en ser incoherente, puesto que, por ejemplo, acude a celebraciones de la República Francesa (a uno que llevaba su mismo apellido y que era familar suyo no muy lejano le rebanaron el pescuezo por ser lo que él es). Otras veces va a actos de celebración de independencias americanas varias (las independencias no me parecen mal) cuando fue la mala y corrupta gestión de sus ancestros y sus secuaces además de un genocidio sin freno algunas de las más importantes razones de la pérdida de dichas colonias y una enemistad manifiesta con gente con la que tenemos más en común que con muchos europeos. Tampoco pienso que mantener una familia que tiene un nivel de vida "algo más elevado" que la media de los españoles con sus barcos de vela, sus caballitos ganadores, sus palacios varios, vacaciones variopintas, viajes de representación, aviones exclusivos y, lo más importante, una familia que crece como si los de tal apellido y su cosanguineidad no toleraran preservativos de ningún tipo. Los gustos de cada uno me parecen estupendos y lo de tener hijos a mansalva también, pero si los tengo que mantener yo, prefiero que los gustos sean los mios y los hijos sean el fruto de mi divertimento.

Por eso exijo ser representado, gobernado y engañado por un representante que haya sido elegido por la gente que pobla este país, es decir ¡¡República ya!!

viernes, 15 de octubre de 2010

Me vanaglorio de no leer periódicos...

Me vanaglorio de no leer periódicos y os prometo que intento leerlos, pero no puedo.

Leer la prensa hoy en día me supone un esfuerzo. En primer lugar tengo que vencer la repulsión que desata en mi el hecho de que personas que cobran por escribir sobre la actualidad a cualquier nivel, que han estudiado para ello y que lo hacen diariamente con unos medios que permiten subsanar errores obvios no lo hacen. Esas personas que escriben, están (o deben estarlo) controladas por otras mejor preparadas y mucho mejor remuneradas que, claro está, tampoco hacen su trabajo, pues la mayor parte de las ediciones impresas y, sobre todo, las digitales suelen llevar multitud de errores gramaticales y, en muchos casos, incluso ortográficos (señores periodistas y editores los ordenadores llevan una opción para corregir la ortografía sin que para ello sea necesario su esfuerzo).

Por otro lado no puedo soportar la idea de coger un periódico y contemplarlo como un panfleto ideológico que queda lejos del ideal comunicativo y que está al mismo nivel que la denominada, y criticada por los supuestos adalides de la comunicación, prensa rosa, pues, al fin y al cabo, estos supuestos medios serios hacen lo mismo que la mencionada prensa del corazón, es decir, dan carnaza de la más les gusta a sus seguidores.

Entiendo que la prensa, al estar creada por seres humanos con sus propias ideas no está libre de una cierta parcialidad, pero para ello hay determinadas secciones de opinión en la que expresar esta de manera libre. Que los grupos económicos que sustentan los medios quieran aprovechar dichos medios para su propio beneficio. Pero también creo que si existiera un menor uso de su poder y una imparcialidad cercana a la realidad, esos medios no sólo recuperarían el respeto de los que no son incondicionales adeptos que desean que le cuenten lo mismo día a día, si no que incrementarían sus ventas desde otras vertientes ideológicas y ávidas de conocer la verdad y no una versión dirigida de esta, además de ganarse el respeto de pensadores autónomos (no me refiero a esos que cotizamos sin prácticamente ningún beneficio).

A pesar de todo lo dicho, seguiré intentando leer la prensa, aunque crea que voy a volver a encontrarme lo mismo de siempre.

martes, 12 de octubre de 2010

Sal, pimienta, aceite...


El cine, como la vida, necesita secundarios que funcionan como la sal, el vinagre o el buen aceite en la comida que se puede comer sin ellos, pero que permiten convertir un plato insípido y soso en uno gustoso y sabroso. 

Ese caso es el de Manuel Alexandre, el condimento esencial en muchas obras de arte del cine. Hoy nos ha dejado. Si bien yo pienso como aquellos aborígenes de lugares ignotos para occidentales que pensaban que la cámara, ya sea de foto fija o de veinticuatro fotogramas por segundo, roba pare del alma. Para nuestra suerte, en el caso de Manuel, roba la parte mas mágica y esa nos quedará para siempre en sus personajes. 

Manuel, hasta pronto, hasta que vuelva a ponerme para pasar la tarde delante de la tele Plácido, Atraco a la tres o alguna de esas ensaladas a las que tu, Agustín González y compañía dabais sabor. 

"Exit through the gift shop"


Me gustaría recomendar la película que lleva el nombre del enunciado para aquellos que creen que es arte todo aquello que le dicen y/o todo lo que le plantan en una sala de un reputado museo o galería con ínfulas de serlo. Para todos aquellos que necesitan que le digan lo que les debe gustar, aunque sea lo que le gusta a esos pocos que critican a la mayoría por tener los gustos de la mayoría. A esos que, como yo en demasiadas ocasiones, creen estar en posesión de la verdad por el simple hecho de que su opinión parezca basada en mayores especulaciones (también llamadas pajas metales) que las de aquellos que solo usan su buen o mal gusto.

Por eso y porque me gusta ver reflejado ciertos individuos en una pantalla os la recomiendo.

viernes, 2 de abril de 2010

Totó.

Hace unos días, una alumna me comentaba lo duro que se le estaba haciendo asumir los últimos días de la vida de su perro. Yo, como persona a la que se que escuchan y a la que muchas veces vienen a pedir opinión o a que simplemente los escuchen. Le expliqué que era normal el apego y el hecho de no querer darle la eutanasia, aunque necesario en su caso, así como que la corta duración de la vida de los animales, que nos acompañan es necesaria, comparado con la nuestra, pues al depender de nosotros, sobre todo los perros, no deben durar más que nosotros para que cuando muramos no queden desatendidos.

Pues, sin arrepentirme de lo que le dije, ya que se que le di consuelo y desahogo, ayer me volví a dar cuenta que había mucho de retórica y que, a la hora de aplicármelo, no soy consecuente con lo que le dije.

Ayer recibí la noticia de que el que fue durante mucho tiempo mi perro, Totó, había muerto, por lo que se de manera rápida y poco traumática por una afección del corazón. La noticia me puso enormemente triste y provocó en mi cabeza una avalancha de recuerdos que me quedaré para mi, pero que aún ahora me tiene derrotado y taciturno.

A pesar de todo y de no creer en nada, me queda un consuelo: Totó está jugando ahora con Trosky, el que fue mi perro durante muchos años y que murió hace ya otros tantos, donde quiera que vayan las almas de los perros que nunca he dudado que tengan y que nunca he pensado que se pierdan.

Por eso, y a pesar del dolor, nunca recomendaré a nadie que deje de tener un Totó, un Trosky o cualquiera que sea el nombre por el que vayan a responder sus futuras mascotas, pues, aunque las penas que nos apabullan cuando faltan sean enormes, muchas más son las alegrías y los buenos momentos que nos dan y que sepan esas personas que Totó, Trosky y otros muchos los esperan con ganas de jugar en algún sitio cuando algún día no estén a nuestro lado para darnos juego a nosotros.

sábado, 27 de febrero de 2010

Los valores de la amistad

Entre ayer y hoy, y sin los efectos tan criticados del alcohol como alentador de amistades poco duraderas (o tanto como la deshidratación del cortex permite), he vuelto a dar toda la amistad toda la valía que merece. Y no es que hubiera olvidado el valor de tan importante y, a veces, mal interpretado bien, si no que a veces es necesario un buen baño para eliminar la costra que el día a día van poniendo sobre nuestras estúpidas y sobrevaloradas rutinas.

Hoy se de nuevo que mis amigas están ahí siempre y que no puedo permitir que crean que no estoy cuando me necesitan y cuando no. Que no puedo de dejar de sentir su calor y, si pudiera, no quiero dejar de sentirlo porque las quiero.

Para colmo, hoy he recuperado un amigo que, aunque nunca perdí, hoy ha vuelto, algo que me ha hecho mas feliz si cabe.

Por eso se que yo podría seguir sin mis amigos adelante, si bien ese no seria yo, seria otro muy distinto, y como me costó tanto saber quien soy no pienso derrochar nada mas en buscar a otro con otros amigos pues los míos son sin duda los mejores y me hacen ser tan bueno como soy (que no es poco).

lunes, 15 de febrero de 2010

'Buscando el mar'


Hace varios días que tengo una sensación extraña. Cuando voy por la calle, casi siempre en coche, miro por la ventanilla de una manera diferente. Pero hasta hoy no me he dado cuenta que buscaba mi mar.

Buscaba mi mar al igual que lo hacía Antoine Doinel en Los 400 golpes. Lo buscaba y, como él, sin saberlo. Desde las rejas del reformatorio él miraba hacia fuera sin saber que cerca estaba el mar que tanto quería ver.

Yo espero ver algún día mi mar, sin rejas.