sábado, 27 de febrero de 2010

Los valores de la amistad

Entre ayer y hoy, y sin los efectos tan criticados del alcohol como alentador de amistades poco duraderas (o tanto como la deshidratación del cortex permite), he vuelto a dar toda la amistad toda la valía que merece. Y no es que hubiera olvidado el valor de tan importante y, a veces, mal interpretado bien, si no que a veces es necesario un buen baño para eliminar la costra que el día a día van poniendo sobre nuestras estúpidas y sobrevaloradas rutinas.

Hoy se de nuevo que mis amigas están ahí siempre y que no puedo permitir que crean que no estoy cuando me necesitan y cuando no. Que no puedo de dejar de sentir su calor y, si pudiera, no quiero dejar de sentirlo porque las quiero.

Para colmo, hoy he recuperado un amigo que, aunque nunca perdí, hoy ha vuelto, algo que me ha hecho mas feliz si cabe.

Por eso se que yo podría seguir sin mis amigos adelante, si bien ese no seria yo, seria otro muy distinto, y como me costó tanto saber quien soy no pienso derrochar nada mas en buscar a otro con otros amigos pues los míos son sin duda los mejores y me hacen ser tan bueno como soy (que no es poco).

lunes, 15 de febrero de 2010

'Buscando el mar'


Hace varios días que tengo una sensación extraña. Cuando voy por la calle, casi siempre en coche, miro por la ventanilla de una manera diferente. Pero hasta hoy no me he dado cuenta que buscaba mi mar.

Buscaba mi mar al igual que lo hacía Antoine Doinel en Los 400 golpes. Lo buscaba y, como él, sin saberlo. Desde las rejas del reformatorio él miraba hacia fuera sin saber que cerca estaba el mar que tanto quería ver.

Yo espero ver algún día mi mar, sin rejas.