Hacía tiempo que no venía por aquí. Si no fuera yo y no me conociera diría que soy un impresentable. Pero yo soy así, para lo malo (poco por suerte) y para lo bueno (la mayor parte). Soy poco persistente y con bastante autoestima en lo que a bondad se refiere.
Y para volver me planteo hacer una lista de esas de las que me inspira una película que amo y que permite, cuando tienes dudas, saber que es lo que realmente importa y por lo que merece la pena vivir…
Merece la pena una parada en Córdoba camino de Valencia, unas tapitas con unas amigas, un bocadillo de Lomo en Manteca, esa curva de derechas y en subida en la carretera de Aracena, una cena-peli con mi primo Migue, unas risas con mis padres, unos chupitos de tequila en el Matakas, un fin de semana en Berlín, Rossi trazando ‘El Sacacorchos’ de Laguna Seca, unas picotas de caramelo, ir de compras con María, una película o un millón, un paseo por Lisboa, una nevada en Nueva York, Sevilla en primavera, una conversación sobre Stevenson o Poe a las tantas, una obra de teatro en buena compañía, que un alumno te diga que de mayor quiere ser como tu, un diálogo recién terminado, una puesta de sol en El Palmar…y otras muchas cosas que el cansancio del día que ha pasado y las horas que son no me permiten seguir poniendo aunque en breve o no terminaré ampliando la lista…
1 comentario:
Yo también tengo estas listas: un inventario de motivos contra la desilusión, lo llamamos.
Son geniales. Una noche en el Matakas también es uno de mis motivos contra la desilusión. Y Sevilla. En primavera y en invierno. Y las tapitas con las amigas, una conversación sobre Stevenson o Poe a las tantas, un paseo por Lisboa y una (buena) obra de teatro en buena compañía...
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