Creo que era mi casi adorado L.G. Berlanga el que decía que cada día miraba - no se si cosa suya o heredado - las páginas necrológicas de los periódicos a ver si aparecía su nombre y, una vez confirmaba que no había fallecido, quedaba más tranquilo tomando el desayuno.
Esta chorrada la comento porque dos reseñas necrológicas en mi blog no son de mi agrado, si bien cuando alguien te duele en su desaparición debes recordarlo, pues como decía Woody Allen en uno de sus relatos 'Sin Plumas': "trascender a la muerte es el único consuelo que nos queda, aunque si me dan a elegir prefiero no morir"(o algo así...). Bueno, que ha muerto Antonio José Alés, alguien que hacia radio y, sobre todo, hacía que imaginara, que me escondiera bajo mis sábanas para huir de extraterrestres y fantasmas, que me costara trabajo dormir y que soñara y, por supuesto, que esperase con deseo la hora de 'Medianoche', como se llamaba su programa y la hora de emisión para dejarme llevar por su mundo.
Antonio, echaré de menos tu voz, como echo de menos la de 'Cebri', la del Doctor de ojeras,... y la de aquellos que hacen de la radio un nido de sueños.
Gracias abuelo por darme la radio y la cultura.
Antonio, echaré de menos tu voz, como echo de menos la de 'Cebri', la del Doctor de ojeras,... y la de aquellos que hacen de la radio un nido de sueños.
Gracias abuelo por darme la radio y la cultura.
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